Descripción
El borde del agua – Ángeles Durini ilustrado por Sabina Schurman
En este caso no encontramos mejor argumentación que esta bella reseña que escribió el ilustrador y poeta Juan Lima en ocasión de la presentación del libro en el stand de la Provincia de Buenos Aires en la reciente edición de la Feria del Libro a principios de mayo de 2022:
“Este libro es de película, y por momentos teatral, comedia del arte, teatrino de títeres, por momentos coral, de voces superpuestas, de representación escénica, de planos cortos y enfoques panorámicos, tiene planteo, nudo y desenlace, está ilustrado con imágenes en blanco y negro y tiene una iluminación polarizada. Este libro de literatura híbrida, en el mixar difuminado de los géneros, es poesía. Varios niveles trabajan en simultáneo para la modulación de la historia.
Este libro apaisado discurre por dos columnas de texto, cambia según se elija leerlo.Y no es siempre el mismo poema. A veces acotaciones, a veces contrapunto, Podemos leer en zigzag, en diagonal, saltear, alterar el orden de lectura, elegir cómo se lo quiere leer. Este libro es un viaje. Este libro no tiene el fluir del agua, sino más bien el vaivén del barco. Este libro tiene el movimiento de una escritura que necesita que las cosas pasen por la poesía para suceder.
Es mediodía. Mucho ruido en el muelle. Grúas que levantan baúles, hombres de gorra sellando papeles, gente abriéndose paso hasta la planchada, vendedores de pirulines sobre una bicicleta, suspiros, llantos, un mar de gente.
Se levanta el telón. Imaginen un mar de gente. Entran en escena el señor Cara de Sapo Mujer, Flaca del Corazón Verde de Pañolenci, Mujer Gorda del Corazón Verde de Pañolenci, Madre elegante, ojos de agua, Hija (Evelina). Corte carré. Sombrero, vestido blanco, cuello marinero. Entonces, se agitan pañuelos de despedida. Entonces, los gritos flotan como susurros. Nunca hubo tanto viento.
El silencio en el muelle es bidimensional. Las voces tiene cuerpo y volumen. A veces llegan a aturdir. En este libro hay páginas y páginas de voces superpuestas. Lo de la superposición de voces es indispensable para la poética de este libro. Este poema fue escrito en voz alta.
Las ilustraciones hacen de la síntesis su recurso, son personales y sutiles, son muy cine francés, muy Méliès. Estas ilustraciones podrían llegar a formar parte de los legendarios catálogos de la Bauhaus. Hay algo así en la morfología de los personajes, y en el juego geométrico de los fondos. Son parientes cercanos de Arnal Ballester, ese capo catalán del primer mundo del dibujo. Estas ilustraciones funcionan como un disyuntor, para que el drama en el borde del agua no estalle. El tamaño de las cosas en la tierra junto al agua. El tamaño de la mirada de la madre. Las ilustraciones juegan todo el tiempo con la escala, semantizan con ese recurso, expanden la banda ancha del libro, y son variable de ajuste del asombro de nuestra mirada lectora. Probablemente los muelles carezcan de color, es decir no son ni blancos ni negros, este libro tiene esa forma expresiva de decirlo todo con los grises. El color limita. Uno de los mayores méritos de los proyectos independientes, como el de la editorial Maravilla y su colección El lagarto obrero, es la libertad de movimientos que ofrecen. Sin ataduras o condicionamientos de ningún tipo, sus publicaciones despabilan el asombro que la obviedad de las grandes editoriales apelmaza.
Querido otoño policromático protege de día y de noche a la autora del texto, Ángeles Durini, poeta delicadísima; a la autora de las ilustraciones, Sabina Álvarez Schürman, que dibuja sin adjetivos; a los lectores y a las lectoras tocados por la gracia de este libro; y a todas las personas en el borde del agua. ¡Que así sea!”
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